El show de Truman es una película estadounidense de 1998. En ella se plantea la situación de un hombre que ha servido como experimento. El protagonista, Truman, nace y crece en un plató de televisión, en el que todo lo aparentemente real son verdaderamente decorados, actores y actrices. Todo ello lo controla desde una falsa luna el director del show. He aquí las primeras similitudes. Si observamos estos rasgos, podemos hallar coincidencias con el mito de la caverna enunciado por Platón en su libro “La República”. De este modo, el mundo en el que vive guarda similitudes con el interior de la caverna, puesto que los decorados, los actores y las actrices representan las copias sensibles de la realidad inteligible, la cual es, en este caso, el exterior. También se pueden apreciar parecidos entre la luna y el Sol (que para Platón sería la representación visible de la Idea de Bien) y entre el director del show y Demiurgo, pues éste ha creado ese mundo copiando el exterior, al igual que el segundo hizo con las Ideas. Cuando Truman empieza a sospechar de su entorno trata de escapar en barco (superando su miedo al mar) y, tras las muchas trabas que le pone su particular Demiurgo, consigue finalizar su trayecto, sorprendido, al chocar con la pared celeste del decorado. Este último paralelismo representaría la costosa y escarpada subida que implica el paso desde los grados menores del saber (imaginación y creencia) hasta los mayores (pensamiento e inteligencia). De este modo la superación inicial de sus miedos sería similar al estudio de las matemáticas, útil antes de pasar a un modo más complejo de aprendizaje, como sería el de ver las puras Ideas, simbolizadas con la salida al exterior del plató
Carlos Castelló